Sylvestre estaba caminando por la calle y hablando por teléfono, afuera del Estadio de Francia, cuando comenzó a escuchar las detonaciones de los atentados en ese sector anoche.
Se agachó y se cubrió la cabeza con las manos. Con una de ellas además sostenía su teléfono, el que aparentemente absorbió el impacto de una bala. El joven también recibió un disparo en el pie y otra bala le pasó rosando el estómago.
“Este es mi teléfono móvil, y me salvó la vida. De lo contrario mi cabeza hubiera explotado”
Sylvestre está convencido de que, de no ser por el teléfono, ese proyectil le habría alcanzado en la cabeza, aseguró en una nota publicada por el diario El País.